Reducir la ingesta de sal común de la población es uno de los principales objetivos hoy en día de la industria alimentaria y de las administraciones gubernamentales relacionadas con la salud. Y es que es normal, viendo que las ingesta recomendadas son de 5-6 gramos de sal al día y se estima que se consumen entre 8 y 11 gramos de sal por día en Europa.
Los efectos que produce el exceso de cloruro sódico en la alimentación normal del individuo, bien conocidos, son, el aumento de la presión arterial con ello aumentando el riesgo de padecer una isquemia o enfermedades renales. Por ello, una de las primeras soluciones al problema es reducir la sal común en los alimentos que normalmente comemos, claro que es dificil controlarlo si se come fuera de casa, o en los productos preparados, y si se hace nos encontramos con alimentos más bien sosos.
Existe otra solución: el uso de cloruro potásico (KCl). Esta sal que es tan salada como la sal(valgan las redundancias) y no tiene el catión sodio dejando los problemas de la común a un lado, y pudiendo sustituirla. No obstante hay un problema, el uso del KCl deja un regusto metálico que el NaCl no deja, pero parece que ha sido resuelto.
La noticia que tuvo su origen en Meat Process, ha tenido mucha más repercusión en Estados Unidos y ha sido una especialista en dietas para pacientes con diálisis, Bonnie Malinowski, la que ha querido aclarar ciertos asuntos sobre el uso de KCl que se pueden resumir de la siguiente manera:
- El consumo de potasio en pacientes con problemas renales puede ser mortal.Los riñones de estos enfermos son incapaces de filtrar el potasio y por eso deben evitarlo incluso en alimentos naturales con contenidos altos como plátanos, tomates y patatas, imaginad si intercambiamos el sodio por potasio y no está indicado.
- La sustitución de la sal común (NaCl) por cloruro de potasio (KCl) es una buena medida de reducir el consumo de sodio en la dieta, pero debería estar indicado en los productos de alguna manera, en el etiquetado. Así los enfermos renales afectados pueden pasar de tomar estos productos. Un etiquetado como “BAJO EN SODIO (O SAL)” y “BUENA FUENTE DE POTASIO” podría ser una solución.
Estas sales dietéticas sin sodio no son de frecuente comercialización en mercados y se pueden encontrar en farmacias. La mayoría de ellas son de venta libre y son indicadas cuando:
- Hay buena diuresis
- Función renal conservada
- No hay problemas hepáticos en el paciente.
En definitiva, sustituir un porcentaje de la sal común (NaCl) por cloruro potásico (KCl) es una buena idea para reducir la ingesta de sodio en la dieta siempre que no se sufra de ninguna enfermedad renal y en los productos donde se realice indicarlo de manera clara, visible y concisa.
Fuentes: http://www.esebertus.com
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